SOBRE EL AUMENTO DE CONFLICTIVIDAD Y HUELGAS EFECTIVAS EN COLEGIOS PARTICULARES PAGADOS
- Fesicop Chile
- 16 jul
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Santiago, 14 de julio de 2025
por FESICOP

Como Federación Nacional de Sindicatos de Colegios Particulares de Chile (FESICOP), hemos sido testigos, durante al menos los últimos 5 años, del preocupante incremento de movilizaciones y huelgas efectivas en el mundo de la educación privada. Las razones de este incremento son, sin duda alguna, multifactoriales y diversas para cada realidad escolar, pero se reconocen aspectos comunes que vale la pena profundizar.
En primer término, resulta sintomático el crecimiento exponencial de sindicatos en colegios particulares pagados, que solo para nuestra federación ha significado un aumento del 40% de sindicatos afiliados en los últimos 12 meses, y que tomó especial fuerza pos-pandemia, saliendo del espacio socio-educativo de la Región Metropolitana y Valparaíso, para ampliarse a numerosas regiones a lo largo del país. Con ello, se evidencia no solo una mayor voluntad de organización y empoderamiento de los trabajadores de la educación, sino que refleja además la necesidad de contener políticas cada vez más abusivas por parte de los empleadores y sostenedores del rubro. Esto conlleva un aumento inevitable en los niveles de conflictividad entre los sindicatos y sus empleadores, que a su vez, han decantado en un mayor porcentaje de negociaciones colectivos que derivan en huelgas efectivas.
Hemos insistido numerosas veces, en que las causas de este conflicto radican en el creciente nivel de agobio al que están sometidos los profesionales de la educación, en el modelo multitask que se normaliza en los espacios educativos, y en remuneraciones que no se corresponden con la carga laboral, la violencia dentro de las instituciones (que emana de empleadores, apoderados y estudiantes), lo que genera tensiones y agobio entre el profesorado y trabajadores de la educación, que muchas veces no reciben respuestas oportunas - ni adecuadas - por parte de sus jefaturas.
Los trabajadores de la educación perciben una disonancia abrumadora entre lo que se presenta como proyecto educativo y la realidad del trabajo en los colegios. El discurso de la “comunidad” y la “familia” educativa (tan propio de establecimientos educativos confesionales, por ejemplo), se derrumba en procesos de negociación en los que prima únicamente el criterio económico, y donde el diálogo se cierra por parte de Directorios que prefieren enfrentar una huelga antes de valorar el trabajo. Las figuras de santidad (siguiendo con el mismo ejemplo) que en algún momento fueron férreos defensores de la justicia social y de los trabajadores, han devenido en símbolos vaciados de contenido, un slogan de marca que, si bien puede aumentar las matrículas, no se refleja en una valoración del profesorado (mal llamados “colaboradores”). Esto genera no solo un doloroso quiebre discursivo dentro de las comunidades, sino que produce niveles de desmotivación y desapego de trabajadores hacia las instituciones.
Los niveles de carga laboral, que han ido en innegable aumento a raíz de las nuevas exigencias pedagógicas, socio-emocionales y culturales de los estudiantes, no han ido de la mano con un mayor reconocimiento ni mayores remuneraciones para quienes trabajan en educación. Por el contrario, las condiciones contractuales se han venido precarizando y las remuneraciones estancando. A ello se suma la desprotección que la normativa laboral vigente genera para sindicatos que ejercen su derecho a huelga.
Vemos con preocupación que muchos colegios movilizados se paralizan por semanas para asegurar únicamente un reajuste de IPC. El desgaste de los trabajadores, y los efectos negativos que esto produce en las comunidades educativas (ni hablar de los estudiantes) y los procesos pedagógicos no parecen ser suficientes para incentivar a los empleadores a buscar fórmulas que apunten a la mejora de las condiciones materiales y simbólicas de sus trabajadores, achacando esos costos, casi siempre, al “poco compromiso” o “falta de vocación” de los trabajadores.
Como Federación, seguiremos defendiendo de manera férrea el derecho a huelga, como última herramienta para reducir la inequidad y asimetría de las relaciones laborales. La burda criminalización o relativización del ejercicio de este derecho no puede sino ir en desmedro de la calidad educativa con la que todos los trabajadores de la educación estamos y seguiremos estando comprometidos.
Mesa Directiva Nacional
Federación de Sindicatos de Colegios Particulares





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