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Foto del escritorFesicop Chile

Cómo enfrentar la imposición de reemplazos en los colegios particulares



Educar es una labor noble, así también una actividad exigente que muchas veces termina sosteniéndose a costa de la salud física y mental de los y las docentes. Las consecuencias son ya conocidas; al año son miles las licencias que obligan a los profesores y profesoras a tener que ausentarse de las salas de clases por enfermedades tales como afonía, laringitis, stress, síndrome de “Burnout” u otras patologías que forman parte de una larga y lamentable lista. Sin embargo, el show debe continuar, incluso si ello significa sobreexigir al resto del equipo de trabajo, con reemplazos obligados que muchas veces son impuestos por los empleadores dentro de las horas definidas como “no lectivas”.


No se pueden solicitar reemplazos en horas no lectivas


Si analizamos el estatuto docente, respecto de qué se entiende por hora curricular no lectiva, no se encuentra dentro de ninguna de las descripciones “el reemplazo”. Para aclarar, cuando a un docente le imponen una hora de reemplazo, se le solicita impartir clases en aula, en un curso o asignatura que no es la que tiene contratada, es decir, que no forma parte de sus funciones y en un momento en que el docente se encuentra en hora de trabajo no lectivo. Así las cosas, el reemplazo genera una doble anomalía: 1) obliga al docente a realizar labores que no se encuentran dentro de sus funciones y 2) convierte una hora no lectiva, en una hora efectivamente lectiva.

No es solo entregar el material

Muchos empleadores disfrazan esta actividad, llamándola “cuidado de curso” argumentando que esto no genera mayor desgaste en los docentes, ya que “solo deben entregar el material dejado por el profesor titular”. Lo que se omite es que “cubrir un curso” o “cuidar conducta” necesita de orientación y acompañamiento, por lo que de todas formas el profesor reemplazante debe estar disponible para responder las preguntas y atender a cualquier situación emergente.

Lo anterior, no solo altera los procesos de aprendizaje de los estudiantes, al contar con profesores que no necesariamente son expertos en las áreas que les toca cubrir, sino que también implica aumentar la sensación de agobio que naturalmente sienten los docentes día a día al realizar sus trabajos. Es de conocimiento nacional que el tiempo que los docentes cuentan para preparar sus clases, corregir y preparar instrumentos de evaluación es poco, y realizar un reemplazo implica postergar cualquiera de estas actividades y desarrollarlas, por lo general, fuera de su horario laboral y dentro de tiempos no remunerados.


Cómo enfrentar la imposición de los reemplazos

Entendemos que brindar el servicio educacional es una obligación para el empleador, pero de ello no se deduce que será también exigible a los docentes realizar un reemplazo, pues esa responsabilidad sigue siendo del sostenedor hacia los apoderados. Es por ello, que frente a la ausencia de docentes por licencia, los empleadores tienen al menos tres alternativas:

  • Cuidar niveles de agobio, estrés, sobrecarga laboral y otros riesgos psicosociales, para no seguir aumentando licencias médicas.

  • Contratar a profesor reemplazante que asuma las horas correspondientes a docente con licencia médica.

  • Pagar horas de reemplazo a docentes que por mutuo acuerdo estén disponibles para realizarlas.

  • Compensar el tiempo de reemplazo, con retiro anticipado de consejos u otras reuniones a fin de que el Docente pueda realizar el trabajo no lectivo y personal.

Cabe señalar además, que la Federación de Sindicatos de Colegios Particulares (FESICOP) presentó una solicitud de pronunciamiento a la Dirección de Trabajo durante el mes de agosto. Dicho dictamen será informado en la medida que recibamos alguna respuesta.


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